No entiendo por qué es tan políticamente correcto la defensa del libro de papel frente a las pantallas. Principalmente cuando la mayoría de nosotros pasamos gran parte de nuestro tiempo delante de una pantalla. Y cuando, paradójicamente, los más versados en pantallas son quienes más libros leen (vean los últimos informes).
No entiendo por qué hay que preferir una cosa a la otra. Ni por qué tenemos esta manía de excluir nuevas formas (por si acaso) en lugar de incluir (por si acaso). Ya nos desdiremos si hace falta. Si estamos confundidos, ya rectificaremos.